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Interrogantes religiosos en el rescate de los mineros chilenos

El pasado 13 de octubre, el blog de la revista Spectrum se hacía eco de la noticia publicada por el diario inglés The Guardian en la que, según el periodista que firmaba la noticia, representantes de diferentes iglesias cristianas, entre ellas la adventista, competían por atribuirse el mérito de que Dios hubiera obrado un milagro al rescatar a los mineros.

En el post en que se hacía eco de esta noticia, Jared Wright, su autor, concluía con la siguiente reflexión: “No obstante, dada la alta tasa de mortalidad que se da en las minas chilenas privadas, estaría bien que estos mismos líderes religiosos [adventista, evangélico y católico] ampliaran el alcance de sus peticiones por la intervención divina [para incluir a los mineros que cada año mueren en Chile]. Conseguir que Dios intervenga para proteger a los mineros chilenos que trabajan en condiciones muy duras y muy pobres, sí que sería un milagro.”

Ante esta noticia y esta reflexión, Café Hispano contactó con Rodrigo Méndez, pastor adventista y capellán en la región de la Araucanía, Chile y con Daniel Jiménez, miembro adventista de Santiago de Chile, para recoger sus impresiones. Se les envió la noticia del diario The Guardian y se les pidió que aportaran información y reflexión al respecto.

A continuación ofrecemos primero el texto de Daniel Jiménez, en el que nos cuenta más acerca del papel de la religión y los medios de comunicación en el rescate de los mineros. Seguidamente, ofrecemos el texto de Rodrigo Méndez que bien puede reflejar el sentir y el pensar de la mayoría de miembros adventistas chilenos respecto a la catástrofe con final feliz de Copiapó, Chile.

Finalmente, invitamos a los lectores de Café Hispano que compartan sus pensamientos y opiniones con todos nosotros.

Aportación de Daniel Jiménez, miembro de la Iglesia Adventista de chile.

El 22 de agosto 2010, cuando se demostró que los 33 estaban vivos en el interior de la mina, el Pastor Carlos Parra del distrito de Copiapó de la Iglesia Adventista, estando en la superficie de la mina San José, dijo “Son 34 los que están abajo”.

Los periodistas la interpretaron como palabras lanzadas al viento y el pastor acotaba: “El otro es Dios; de lo contrario en el futuro, aquí arriba, tendríamos animitas y no hombres de carne y hueso….”

La presencia de la IASD en este suceso catastrófico, heroico con un rescate feliz es principalmente obra de la inspiración y dedicación del Pastor Parra, junto a los hermanos de las iglesias de Copiapó.

Aunque ninguno de los 22 mineros es adventista, sí que hay por lo menos 5 familiares adventistas. Pero en términos religiosos, lo que mas ha llamado la atención es que en todo el rescate el nombre de Dios fue repetidamente invocado, desde los mineros, los ingenieros de mina, hasta el presidente de la República de Chile, Sebastián Piñera.

Y para sorpresa de todos los equipos de rescate, médicos y de seguridad, mas de 20 mineros salieron de la cápsula Fénix vestidos con una polera, (remera, camiseta) colocadas sobre el traje verde oficial del rescate. La decisión de colocarse esta polera fue personal de cada minero. Con este gesto, mas el acto de arrodillarse, o levantar los brazos al cielo, o tener en su mano la minibiblia de 7 cm, los mineros daban gracias a Dios.

Es claro que el origen de las poleras es producto de la relación de la Campus Crusade for Christ International con el “minero pastor” José Henriquez, evangélico pentecostal reconocido como el guía espiritual de los 33 mineros y que dirigía al grupo cuando oraban a Dios dos veces al día.

Henríquez sugirió el versículo de Salmo 95:4 que fue impreso en la espalda de todas las poleras, luego de escuchar un sermón grabado por el pastor de su iglesia, que estaba basado en el mismo salmo.

El fervor religioso de los mineros descolocó a los periodistas de los medios de comunicación de todo el mundo reunidos en la plataforma del rescate. En sus comentarios evitaban intencionadamente palabras tales como bendición, milagro, providencia divina.

Un testimonio elocuente de este desencuentro entre el mundo secular de las comunicaciones y el contexto religioso del rescate se encuentra en la entrevista que efectúa el periodista Peter Allen de la Radio BBC “Five Live Drive”, al Reverendo Anglicano en Chile Alfred Cooper, actual capellán evangélico de la Presidencia de la República de Chile (en representación del 15% de chilenos protestantes-evangélicos).

En una parte de la entrevista dicen lo siguiente:

Peter Allen BBC: Si verdaderamente cree que fue una intervención divina lo que les rescató, entonces presumiblemente, también creerá que fue la intervención divina lo que les sepultó allí abajo inicialmente. Quiero decir que no siempre tiene sentido este tipo de argumento, ¿verdad?

Rev. Cooper: Bueno, lo cierto es que en este mundo caído eso es exactamente lo que ocurre. El hombre está sujeto a la posibilidad de tener accidentes y todo tipo de problemas, casi siempre, por su propia negligencia, y así sucedió en este caso en la mina. Y claro, en estas circunstancias, como en el caso de Jonás y la ballena, sabes que la gente tiende a clamar a Dios y esto es lo que ocurrió. Y Dios ha respondido.

Peter Allen BBC: Así que ¿cree que Dios escuchó sus oraciones? ¿Qué Dios escuchó las oraciones de ellos? ¿De verdad cree que fueron rescatados por la intervención divina?

Rev. Cooper: Pues por supuesto, vemos la mano de todos estos magníficos expertos volcados en resolver la situación, y la buena voluntad de tantas personas a nivel internacional, la brillante cobertura de los medios de comunicación y nosotros diríamos que todo esto ha obrado para bien, y que ciertamente mientras orábamos por esta situación. Dios ha guiado a todos de una forma extraordinaria, incluso a los científicos. Yo estaba con la gente de la NASA que llegaron el otro día. Y para mi sorpresa, todos, hasta el último de estos científicos, eran creyentes. Y todos ellos dijeron: “Esto es un milagro. No hay otra palabra para describir lo que ha ocurrido aquí.”

Peter Allen BBC: De acuerdo.

Rev. Cooper: Así que, quiero decir que – científicos, políticos, presidentes – todos hemos coincidido en este feliz momento en un misma idea, “¡Dios mío! Dios está allí y Él responde a la oración.” Esto es lo que sentimos. Y ciertamente los mineros están dando fe de ello a todo el mundo – y también sobre otras cosas, pero esto parece ser realmente el factor principal.

Peter Allen BBC: “Esa es la perspectiva religiosa del Reverendo Alfredo Cooper.;

Para el Wall Street Journal “el capitalismo salvó a los mineros”.

Para el The Toronto Star “el rescate minero es el triunfo del espíritu humano”.

Para el The Globe and Mail “es la victoria del cuerpo y espíritu de mineros chilenos”.

Para el The Telegraph “es un momento de gran humanidad”.

En el The Guardian, (Reino Unido) Alexander Chancellor, columnista del diario, dice estar confundido por el hecho de que los mineros hayan dado las gracias a Dios por su rescate cuando, según Chancellor, dicho rescate tuvo todo que ver con las habilidades de los rescatadores y nada que ver con Dios.

Para el The Taipei Times “esta supervivencia es un testamento del ingenio y la resiliencia humanas”.

De tal modo que así como las religiones cristianas han competido en el protagonismo de la asistencia religiosa a los mineros y sus familias, también se ha instalado una discusión pública acerca del protagonismo de Dios, en este gran suceso. Sin duda que el Salmo 95:4 nos dice toda la verdad.

Aportación de Rodrigo Méndez, pastor adventista de Chile.

Escribo este artículo desde mi natal Chile, mientras en el noticiero de la tarde se sigue informando acerca del impresionante rescate de los 33 mineros. Se calcula que cerca 1. 200. 000. 000- millones de personas de todo el orbe, niños, jóvenes, ancianos, personalidades del cine y el deporte, mandatarios de todo el mundo siguieron el suceso; nadie quedó indiferente a lo sucedido en este pequeño y alejado país del extremo sur de América.

Considerado un evento solo comparable a la llegada del hombre a la luna, el rescate minero pasará a la historia como una de las hazañas más grandes del ingenio humano, del trabajo en equipo, de la organización, creatividad y solidaridad de un pueblo. Sin embargo, no ha sido la hazaña de un hombre en particular, ni siquiera del ministro de minería, el cerebro tras la operación de rescate o del presidente Piñera. De acuerdo al testimonio de los mismos mineros, operarios y autoridades, este es un triunfo de Dios. Si, del mismo que parecía haberse perdido de la realidad del hombre del siglo XXI.

Su nombre o título con el cual se conoce, ha sido el más repetido durante todo el tiempo que duró el rescate. Fue motivo de exaltación por parte de los rescatados y objeto de honra y agradecimiento por parte de las más altas autoridades del país. Cabe señalar que el actual gobierno de Chile está compuesto por un grupo selecto de profesionales, todos personas exitosas en su área. Sin embargo, el nombre de Dios no dejó de ser mencionado antes, durante y después del rescate, por personas de todos los niveles sociales, culturales y educacionales del país.;

[…]

Cada año mueren cientos de mineros en el mundo ¿Dónde está Dios cuando ocurren estos accidentes? ¿Son los mineros chilenos mejores que el resto de los mineros del mundo? ¿Por qué estuvo presente en el accidente de San José, y no en el terremoto de Haití?

Brevemente quisiera dedicar algunas palabras en miras de abordar estas inquietudes.

En primer lugar, debemos señalar que respecto del accionar de Dios en relación con nuestra realidad, son dos las ideas que se barajan. Una, la idea de que Dios sería un ser trascendente. En otras palabras, se encontraría en una realidad totalmente ajena y más elevada que la nuestra. Por otro lado, se considera la posibilidad de que Dios sea inmanente, o sea, que se encontraría completamente inmerso en nuestra realidad, y sería responsable prácticamente de todo lo que ocurre en la esfera humana.

Finalmente, la mayoría de los teólogos consideran que Dios, si bien es cierto que existe en un sentido trascendente a la vida en este planeta, tendría la posibilidad de ser inmanente respecto de nuestra realidad. En otras palabras, un Dios que está en los “cielos”, y al mismo tiempo “cercano” a nosotros.

Esto podría justificar en parte el por qué de su ausencia en determinados momentos y de su innegable presencia en otros, como por ejemplo, cuando una persona declarada clínica y científicamente desahuciada, de pronto aparece sana sin ninguna explicación…. Cosa que se ha visto frecuentemente.

Es imposible continuar este análisis sin recurrir a la Biblia, según sus propios escritores, la Palabra de Dios. Allí procuraremos presentar la dinámica “trascendencia – inmanencia” de Dios.

El libro de 2 Reyes narra la historia del piadoso Rey Ezequías. De él se dice que enfermó de muerte. […]

Ante esta grave noticia, el Rey lloró, a los pocos minutos, Dios habla al profeta y le dice que regrese a ver al Rey y le informe que, debido a su angustia, Dios ha decidido otorgarle 15 años más de vida. De acuerdo al relato bíblico, esto se habría cumplido. Sin embargo, el rey aún incrédulo con esta noticia solicita una señal que confirme el anuncio. A lo que Dios accedió. La señal consistiría en que la sombra en el reloj de sol de Acaz retrocedería 10° (2 reyes 20: 1-11).;

De este impactante relato concluimos con las siguientes ideas:

– Hay enfermedades o circunstancias que son de muerte. Dios lo sabe, pero no interviene caprichosamente en estas circunstancias. Si es que lo llegase a hacer, sería con un motivo o propósito específico. En el caso del Rey, él decidió intervenir. Primero comunicándole que su enfermedad era mortal, y luego revirtiendo el curso normal de los eventos al prolongar la vida del hombre 15 años más.

– En el caso de los muchos mineros que mueren cada año en el mundo, sin duda que Dios conoce el resultado de los múltiples accidentes. Pero Él no pasa interviniendo en cada situación, ya sea para provocarla o para evitarla. Sin embargo, una cosa es cierta, él tiene el poder para intervenir. No obstante, no lo hará a menos que en su infinita sabiduría vea necesario hacerlo.

– Otra cosa importante también es entender que el día que Él decide intervenir, será un evento contra todo lo naturalmente aceptable. Será un ir contra la corriente.

[…]

En conclusión. Cada accidente, crimen, catástrofe, y miseria de nuestro mundo es consecuencia directa del pecado. En este perdido mundo, los seres humanos somos objeto de las consecuencias de nuestras propias decisiones. Estas decisiones han llevado a la humanidad a un deterioro en casi todos los sentidos. Hemos llevado a nuestro planeta con todos sus recursos a una situación agonizante. Entre tanto, Dios ha desplegado un operativo de rescate a gran escala. Ante la imposibilidad de salvarnos a nosotros mismos de esta dramática realidad, decidió enviar a su mejor rescatista, experimentado en quebrantos y dispuesto a dar su vida por aquellos a quienes debía rescatar.

Si, el Dios del universo decidió intervenir en la mina San José, contra todo pronóstico. Como dijera el Dr. Mañalich, ministro de salud “esto no habría sido posible sin la intervención divina” como dijera uno de los mineros rescatados “Allá abajo éramos 34, Dios estuvo con nosotros”, o como dijera el segundo rescatado “Allá en la mina estuve con Dios y con el Diablo, pero Dios ganó y ahora estoy en sus manos”……

Así es, Dios nunca dijo que la vida en este mundo sería un jardín de rosas, a Adán le enunció espinas y cardos. Sin embargo a David dijo “Con él estaré yo en la angustia”. Jesús también señaló “Ciertamente vosotros lloraréis y lamentaréis… pero vuestra tristeza se convertirá en gozo” (Gen. 3: 18; Salmo 91: 15; S. Juan 16: 20)

Considero que la odisea de los mineros implicó la intervención divina, así lo atestiguan los protagonistas. El mundo entero lo vio. Dios sigue vivo y atento a lo que pasa en nuestro mundo. Quiere decirle al hombre moderno, así como a los mineros, soy tu único medio de salvación.

La difícil situación acontecida a los mineros y su posterior rescate, ha sido motivo de unidad para todos los chilenos. Como nunca antes la providencia divina ha sido reconocida por todos los sectores, credos y colores políticos sin excepción. Como dijera el presidente Piñera “después de esta experiencia somos otro país” donde Dios pasó a ocupar un lugar distinto en la vida y pensamiento de sus habitantes.

Hasta aquí los testimonios recogidos por Café Hispano.

Si el lector considera que todavía quedan muchos interrogantes por resolver, le invitamos a que participe con sus comentarios. Finalmente, el lector interesado en la relación entre Dios, el mundo y el sufrimiento, encontrará en el libro de Georges Steveny, teólogo y pensador adventista francés, El enigma del sufrimiento un análisis que aborda con honestidad, rigor y profundidad el innegable sufrimiento humano.

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