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La fórmula de Dios

Esther Villanueva nos ofrece el siguiente comentario al libro La fórmula de Dios, Autor: José Rodrigues dos Santos Editorial: Rocaeditorial Barcelona, 2008
¿Se puede demostrar científicamente la existencia de Dios? ¿Podría el ser humano formular una ecuación matemática capaz de demostrar la existencia de un ente creador origen de todas y cada una de las leyes y fuerzas del universo?
Los cristianos siempre nos hemos movido entre la dicotomía Ciencia y Religión como dos aspectos irreconciliables. Muchas veces nos sentimos cómodos haciendo esta separación y se nos llena el alma cuando afirmamos que “Dios es tan grande que la mente humana no lo puede alcanzar. Por eso no se puede demostrar la existencia de Dios aunque tampoco su inexistencia”. Con esto zanjamos la discusión y sentimos que nuestra fe queda protegida.
Nuestra fuente de conocimiento de Dios proviene de las Sagradas Escrituras y sólo de ellas. A través de la Biblia, Dios se revela al hombre y en ella tenemos todo el conocimiento necesario para nuestra Salvación.
Pero no es la única fuente de revelación. Elena White admite que a través de la obra creadora, Dios se revela al hombre. La Biblia nos explica cuál es la relación de Dios con el hombre pero no nos explica qué “cosa” es Dios, su eternidad, el universo o las estructuras moleculares. Ahora bien, los cristianos nos hemos conformado con pensar que tendremos toda la eternidad para hacerle todo este tipo de preguntas a Dios y lograr llegar a entenderle. Pero ¿y si nuestra limitada mente y nuestra limitada tecnología pudiera empezar a explicar a Dios?
“La fórmula de Dios” es una novela. Es una novela con una trama de conspiraciones internacionales muy actual, con los alicientes de los factores Einstein, CIA, Irán y Tíbet pero que sólo sirve como excusa para plantear la “cientificidad” de un ente del que todas las culturas (y sus religiones) nos muestran indicios, en principio irreconciliables y contradictorios, pero con más puntos comunes de lo que parece.
Es una novela que no se hace difícil de seguir aún para legos en física y matemáticas pero que hay que leer con espíritu crítico, porque al fin y al cabo es una novela no una tesis doctoral. Todo aquello que incentive la investigación, el planteamiento de hipótesis y el acercamiento intelectual a nuestro Creador, bienvenido sea, porque no es incompatible con nuestra relación personal y nuestra vivencia en compañía del Señor.

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